Mi profesora de yoga favorita (que en un futuro será Marta), nos hablaba ayer de la souplesse (flexibilidad). Cuando los músculos están rígidos, y no quieren flexibilizarse es porque han somatizado a lo largo de nuestra vida alguna de nuestras numerosas tensiones. El yoga intenta liberar esa tensión anclada en nuestros músculos y devolvernos nuestra fluidez original. Y Marjorie enlazó sabiamente con la teoría del non-attachment, que si no me equivoco, es uno de los pilares básicos del budismo: dejar las cosas pasar sin aferrarse a ellas. ¡Qué fácil es aferrarse a lo bueno! Tras un duro invierno, el verano parece haber llegado a Montréal. Ayer hizo un día muy bueno. Et on s'y attache à cela! En efecto, nos aferramos tanto, que si al día siguiente llueve, estaremos decepcionados, porque nos habíamos encariñado con esa temperatura que tanto nos gusta, y sentiremos su pérdida. Si aceptamos los días buenos como algo externo que necesariamente terminará, y lo mismo con los días malos, nunca experimentaremos ese sentimiento de pérdida. Las cosas vienen y se van. Las personas también. Sólo nuestro núcleo interno permanece. Y nuestro cuerpo, que el yoga nos enseña a hacer más dócil, sin importar su tamaño, su gordura o sus deformidades. El yoga, tal y como yo lo estoy descubriendo desde hace sólo tres semanas, es una filosofía de aceptarse a uno mismo por fuera y por dentro, sin por ello dejar de intentar ser mejores cada día, por fuera y por dentro.
Volviendo a nuestro músculo, éste se aferra a su tensión previa. Y el yoga quiere llevar el principio del non-attachment a un nivel físico y permitir a nuestros músculos olvidar esas tensiones pasadas y vivir un presente dulce y relajado. Como estamos plenamente conectados, esta souplesse física repercute en nuestra souplesse mental.
Yoga significa unión.
No lo he entendido muy bien. Tiene algo que ver con un Souffle?
ResponderEliminarEn serio, muy buen artículo! Claro, conciso y emotivo.
Pau
jejeje
ResponderEliminarGracias Pau :-)