sábado, 17 de marzo de 2012

ANTI-ODA A LAS FALLAS



ANTI-ODA A LAS FALLAS



Una versión de “eu si te pego”

por una orquesta fallera

es una incitación directa al suicidio.

Sin embargo, no está tipificada como tal.

La policía está en calma.


Me pregunto cuántos cohetes necesito

para salir disparada.

Hay buñuelos aplastados en las alcantarillas,

okupando el lugar de las cucarachas.

Éstas, al menos, no olían.


Son las 2.
El mar me golpea los dientes.

Explotan, a lo lejos, los masclets.

Las calles están llenas de hormigas

que avanzan, lentas, sin rumbo,

con resacosas sonrisas.

La resaca del mar, con su espuma, también forma sonrisas.


Son las 2.30.

Juego a enterrarme en la arena:

yo sola no puedo,

no del todo.


Son las 3.

Los falleros comen. Las olas me beben .


Son las 4.

Me dan miedo las verbenas:

cada vez están más cerca,

cada vez son más numerosas.

Ruidosa invasión.

Las orquestas también proliferan.

Me pregunto si ningún músico ha pensado hacer huelga alguno de estos días.

Iberia lo haría.


"Hi ha una estoreta velleta pa la falla de Sant Josep, el tio Pep"

Meriendo pánico. Son las 6.

Me pregunto: si me ahorcara de una falla, ¿alguien se daría cuenta.

o sería mera carnaza para algún móvil con cámara?


Son las 7.

Pienso en las mezquitas de Estambul.

Abro la “Antología de la poesía del XX”

y aparece por azar,

una postal de unos baños turcos.

Pero no creo en el destino.


Son las 8.

Me pregunto si Cernuda, Ángel González o Agustín Fernández Mallo

Habrán (sobre)vivido alguna vez unas Fallas.

“Pasa palabra”, escucho de lejos.


Son las 9.

¡Cómo inspira Nueva York!

Me pregunto si Lorca habrá visitado Turquía.

También me encuentro entre las páginas de la citada Antología:

“Pekín. Restaurante Asiático”.

Hice bien en no creer en el destino.


Son las 10.

Las verbenas calientan motores. Pronto abrirán fuego.

En las guerras, hay búnkeres donde cobijarse.


Son las 11.

He visto un vaso de cubata con un churro dentro.

Mentalmente he apretado: Ctrl +

Ctrl +

Ctrl +

Se ha hecho gigantesco, y me lo he imaginado ardiendo.


Son las 12.

Agnosia en los castillos.

No, no los veo, pero sé que están ahí.

Invasión luminosa.


Es la 1.

Me pregunto qué o quién me poseía cuando elegí este color de uñas.


Son las 2

¡Qué lástima dan las calles!

Menos mal que la gente las tapa.

Pienso en el déficit i en les retallades

Me pregunto qué pasaría si todos los falleros fuesen estudiantes del Lluis Vives.

Me pregunto si el mayor grado de incoherencia

podría convertirse en la coherencia más absoluta,

al más puro estilo de la segunda ley de la entropía,

según la cual el máximo desorden sería un estado de equilibrio.

Nuestro Estado está muy desequilibrado, ¿habrá que seguir desordenándolo?


Deben de ser las 3.

¿Por qué lo he hecho? ¡Si yo nunca me pinto las uñas!

Me pregunto si una peineta podría ser considerada un arma blanca.


Son las 4.

Me acuesto pensando en la Cremà. ¡Qué gran día!


Y para acabar, sencillamente un haiku:

Valencia en Fallas,

Estambul en Turquía,

y yo, en la playa.