El Señor Melancolía y la Señora Nostalgia
El Sr. Melancolía
pasea por playas desiertas,
muere en cementerios ignotos,
renace en villas con olor a infancia
y busca belleza en aulas vacías.
Acuna nanas en sus labios,
músicas tristes
sobre la vida y la locura
Y sin embargo, vive de sueños
y sueña que vive
en otro sitio.
Lejos, siempre lejos
Lejos, más allá.
La Sra. Nostalgia vive
en una despedida eterna
en un viaje sin principio
hacia una búsqueda sin fin.
Se desespera buscando raíces.
Siempre mira hacia atrás.
A la Sra. Nostalgia no le duele el no regreso
sino que le pesa el miedo
al deseo
de no regresar.
Dicen también que el vértigo
es el miedo
al deseo
de caer.
La Sra. Nostalgia no tiene Ítaca
y piensa que el baile es su patria
y que su tierra es el mar.
Cuando la Sra. Nostalgia volvió la
cabeza
y vio al Sr. Melancolía,
sus miradas perdidas tropezaron
y en esa feliz colisión, dialogaron
desde el destierro.
Se presentaron como la Sra. Fiesta y
como el Sr. Bohemio.
No era mentira.
Fueron pues, a los bares,
y entre copas, hablaron de libros.
Cuando el narrador melancólico
desató su potencial,
la poeta nostálgica tuvo que bailar
un blues hasta el alba.
Recitaron de la mano, saetas a una
ciudad sonámbula.
Entraron con miedo, en una cama
dormida.
Se amaron como si se derramaran.
La Sra. Nostalgia es melancólica
El Sr. Melancolía es nostálgico
Ambos se contienen, sin encontrarse.
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