Maladie,
mal-à-dire
Las palabras hablan. Son el objeto y vehículo de nuestras
conversaciones, pero a veces se convierten en sujeto de las mismas cuando, de
pronto, nos hablan, y nos dicen cosas sobre su origen y su razón de ser.
Maladie, en francés, significa enfermedad, y curiosamente vendría a significar mal-à-dire, un “mal por decir” (en esto no caí
en la cuenta yo sola, me lo dijo Amélie Nothomb en alguno de sus libros). Este
“descubrimiento” supuso para mí la confirmación de algo en lo siempre he
creído: la psicosomatización de las enfermedades. En efecto, las enfermedades
son males que no se dicen: cuando a la mente le duele algo, te lo
dice en forma de enfermedad. A veces es inconsciente, y no nos damos cuenta hasta que el cuerpo no se manifiesta, pidiendo a gritos una solución para ese conflicto emocional. Por lo tanto, hay que ser sincero y hablar, no
guardarse nada que nos duela. Que no se nos quede nada por decir.
Cuanto más sinceros y transparentes... más sanos.
Ahora, la misma idea, pero en verso:
EL MÉDICO QUE TENÍA UN LOCUTORIO DE SALUD
El médico que sólo curaba
con palabras
ha llegado a la ciudad para
montar su clínica.
Ha elegido un eslogan curativo para el rótulo:
Ha elegido un eslogan curativo para el rótulo:
LOCUTORIO DE SALUD.
El licenciado en Medicina que piensa
que las enfermedades vienen
ocasionadas
por todo lo que no decimos
cree firmemente que
hablando, se cura la gente.
No tiene pacientes.
No tiene pacientes.
Tiene paciencia.
Sus allegados y seres
queridos se desviven
buscando la forma de decirle que está loco.
Uno a uno, empiezan a enfermar.
buscando la forma de decirle que está loco.
Uno a uno, empiezan a enfermar.
Con el fin de sanarlos,
el médico se esfuerza por que le cuenten
aquello que tanto les
preocupa.
No hablan por miedo a herir sus sentimientos.
Cuánto más les tira de la
lengua,
menos dicen,
más enferman.
más enferman.
Ja! Love...
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