miércoles, 14 de septiembre de 2011

Terapias

Sí, relacionado con el post anterior, no hay por qué ocultarlo.

Cada cual tiene sus terapias:
  • Agua, todo lo que tenga que ver con el agua: nadar, sumergirme en agua. En su defecto, ver el agua, ir a mirar el mar, un río, un lago, una cascada.
  • Bailar, sin parar, hasta entrar en trance. Obedecer a la música. Dejarse llevar. No pensar. En su defecto, moverse y estirarse con algún tipo de ritmo. En su defecto, ver bailar.
  • Concederse el capricho de no exigirse nada.
  • Aprender algo nuevo, aprender a arar la tierra.

" Lo mejor para la tristeza- contestó Merlín, empezando a soplar y resoplar- es aprender algo" Es lo único que no falla nunca. Puedes envejecer y sentir toda tu anatomía temblorosa; puedes permanecer durante horas por la noche escuchando el desorden de tus venas; puedes echar de menos a tu único amor; puedes ver al mundo a tu alrededor devastado por locos perversos; o saber que tu honor es pisoteado por las cloacas de inteligencias inferiores. Entonces sólo hay una cosa posible: aprender.

Aprender por qué se mueve el mundo y lo que hace que se mueva. Es lo único que la inteligencia no puede agotar, ni alienar, que nunca la torturará, que nunca le inspirará miedo ni desconfianza y que nunca soñará con lamentar, de la que nunca se arrepentirá. Aprender es lo que te conviene.

Mira la cantidad de cosas que puedes aprender: la ciencia pura, la única pureza que existe. Entonces puedes aprender astronomía en el espacio de una vida, historia natural en tres, literatura en seis. Y entonces después de haber agotado un millón de vidas en biología y medicina y teología y geografía e historia y economía, pues, entonces puedes empezar a hacer una rueda de carreta con la madera apropiada, o pasar cincuenta años aprendiendo a empezar a vencer a tu contrincante en esgrima. Y después de eso, puedes empezar de nuevo con las matemáticas hasta que sea tiempo de aprender a arar la tierra."_ Tus zonas erróneas. W. Dyer.



No hay comentarios:

Publicar un comentario