Miedo.
En el festival SOS, el año pasado, asistà a un coloquio sobre música y literatura (sÃ, además de los conciertos y la fiesta, también hay actividades de dÃa). En esa mesa estaban dos de mis amores platónicos: el primero y principal, Manolo MartÃnez, cantante de Astrud. Last but not least, Antonio Luque, el Sr. Chinarro.
Cuando le preguntaron acerca de la inspiración para componer sus canciones, el Sr. Chinarro comentó que habÃa dÃas, en los que se levantaba y el mundo estaba en su sitio, todo era normal. Sin embargo, otros dÃas, se levantaba y no habÃa nada. Esos dÃas sentÃa un vacÃo inmenso, y desde ahà empezaba a componer. De pronto vi la imagen: me imaginé a Antonio despertándose, levantándose y quedándose sentado en el borde de la cama, y percibiendo ese vacÃo, esa ausencia de mundo.
En cierto modo me sentà identificada. A veces me ocurre algo extraño. Hay momentos en los que siento un miedo inmenso, un miedo existencial, sin causa. Un miedo abstracto, conceptual, una abstracción pura del miedo. No siento el vacÃo en sÃ, sino el miedo a la existencia, a la nada y al todo. No sé bien a dónde pretendo llegar con todo esto.
Volviendo a la mesa redonda del SOS. Hace unos meses acabé la trilogÃa Nocilla, de AgustÃn Fernández Mallo. Me enamoré (platónicamente) de él. Busqué su foto e información sobre su persona, para alimentar y regocijarme en ese recién nacido amor. Encontré su blog: http://blogs.alfaguara.com/fernandezmallo/
Cuando le preguntaron acerca de la inspiración para componer sus canciones, el Sr. Chinarro comentó que habÃa dÃas, en los que se levantaba y el mundo estaba en su sitio, todo era normal. Sin embargo, otros dÃas, se levantaba y no habÃa nada. Esos dÃas sentÃa un vacÃo inmenso, y desde ahà empezaba a componer. De pronto vi la imagen: me imaginé a Antonio despertándose, levantándose y quedándose sentado en el borde de la cama, y percibiendo ese vacÃo, esa ausencia de mundo.
En cierto modo me sentà identificada. A veces me ocurre algo extraño. Hay momentos en los que siento un miedo inmenso, un miedo existencial, sin causa. Un miedo abstracto, conceptual, una abstracción pura del miedo. No siento el vacÃo en sÃ, sino el miedo a la existencia, a la nada y al todo. No sé bien a dónde pretendo llegar con todo esto.
Volviendo a la mesa redonda del SOS. Hace unos meses acabé la trilogÃa Nocilla, de AgustÃn Fernández Mallo. Me enamoré (platónicamente) de él. Busqué su foto e información sobre su persona, para alimentar y regocijarme en ese recién nacido amor. Encontré su blog: http://blogs.alfaguara.com/fernandezmallo/
En una de esas entradas, comenta precisamente esa mesa redonda del SOS. No podÃa creerlo. Yo estaba allÃ, entre el público, ensimismada escuchando a Manolo y a Antonio, sin prestar atención a los demás. Y de pronto descubrà que mi tercer amor platónico estaba allà también. Los tres juntos en la misma mesa. Corroboré que asà fue. Asà fue. Dios los crÃa, y ellos se juntan. Y yo debo tener un radar, o los gustos muy claros.
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