martes, 4 de junio de 2013

Chistes, o la sorpresa del cerebro

- Hola, me llamo Oportunidad.
- ¿Cómo dice?
- Lo siento, las oportunidades se presentan sólo una vez.


Dicen que la risa es la sorpresa del cerebro. Es decir, nuestro cerebro se dedica inconscientemente a hacer predicciones sobre las acciones, a automatizar conductas y de este modo, hacernos la vida más fácil. Antes de que suceda una acción, nuestro inconsciente ya la ha previsto, porque ha guardado en su memoria acciones similares a lo largo del tiempo. Tal vez por eso, cuantos más años, menos capacidad para sorprendernos. Así por ejemplo, si vemos a una persona con un trozo de tarta en un plato y una cuchara en la mano, prevemos sus gestos: con la cuchara tomará un trozo de tarta y se la llevará a la boca. (A su vez, esta persona es capaz de comer y hablar al mismo tiempo porque el acto de comer está automatizado y no le exige toda su concentración). Pero ahora bien, si esta persona tomara un trozo de tarta con su cuchara y la estampara contra su nariz salpicándose toda la cara, probablemente nos haría gracia (bueno, puede que no ;-) ¿Por qué? porque es una acción sorpresa, una acción imprevista, algo para lo que nuestro cerebro no estaba preparado... y por eso se ríe. La segunda vez no nos hará gracia, porque ya lo hemos visto.... sin sorpresa, no hay gracia. 

Y pensaba esto mismo en relación a los chistes: en efecto, los chistes buscan una respuesta inesperada, una interpretación distinta de la que automáticamente habíamos pensado. La imaginación y la búsqueda de caminos alternativos hacen despertar a nuestro cerebro de su rutina de predicciones, y de este modo le hacemos reír.
También por esto mismo, cuando te sabes el chiste, pues ya no te hace gracia.

Pienso asimismo en las caídas... ¿por qué nos hace gracia que alguien se caiga? Porque no lo esperábamos... y aunque nos duela (por empatía, aunque más le duele al que se cae), no podemos evitar que esa "sorprendente" caída nos haga gracia... aunque tengamos que reprimir la risa. Constato también que existe un límite entre la caída (graciosa) y el accidente, que nos deja en estado de shock.

Me preguntaba también si puedo extrapolar esta teoría a estados de alteración por alcohol o drogas, en los que parece que todo nos hace más gracia... ¿será porque el cerebro está tan atontado que no puede hacer las predicciones correctamente y por eso todo le sorprende?)


- Juan, te llaman de Proyecto Hombre, que dicen por favor que te pongas...
- Si es que ni ellos mismos se aclaran...



viernes, 31 de mayo de 2013

Fruta


FRUTA
Me partió por la mitad
para comerme
y descubrió
que era una inmadura.






Ver Maíz

sábado, 18 de mayo de 2013

Supersticiones


Sobre las supersticiones

Hoy voy a inventarme una superstición. Cualquier cosa: si te cruzas una fruta aplastada, da mala suerte (más mala suerte daría para el que la pisó y se resbaló).
No, en serio. ¿Quién se inventó las supersticiones? El otro día vi un gato negro. Era muy bonito, pequeño, aterciopelado… mi miró fijamente. Yo a él también y… ¡tenía un collar! Es decir, tenía un dueño no supersticioso. Me pregunté si en Canadá los gatos negros no darían mala suerte. Pero sobre todo, me pregunté por qué ese pobre animal había sido estigmatizado de esa manera. Me imaginé un pequeño poblado, en un lugar remoto, hace mucho tiempo, donde alguien se cruzó a un gato negro e inmediatamente le pasó algo terrible de forma inexplicable. Ante la ignorancia por no poder explicar de forma racional lo sucedido, le echó la culpa al gato. Y se lo contó a todo el poblado. Como esa persona era influyente (o bien porque se aburrían mucho) todos le creyeron. Y empezaron a temer cruzarse un gato negro. Cuando se cruzaban a un gato y nada malo pasaba, nadie lo contaba. Pero cuando pasaba (una cuestión de probabilidad!), se gritaba a voces que la leyenda era cierta. Y así se perpetuó la superstición.
Hasta aquí mi hipótesis y mi despliegue de imaginación. Aquí, la “verdadera” historia de la superstición según Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Gato_negro
Desde pequeña sentí un rechazo absoluto hacia las supersticiones. De hecho, siempre “tentaba a la suerte”. Tal vez sea porque nací el día 13, y tuve que convertir esa superstición en superstición positiva (por favor, que alguien invente una palabra para esto). A mí, me encanta sentarme en el asiento 13, vivir en el número 13. Y por supuesto, me encanta el 2013.
También tengo mi propia superstición: cuando alguien dice ¿bailas? y la respuesta es “no”, sucede algo malo en alguna parte del mundo. Pero no lo he corroborado porque yo nunca digo no (por si acaso) ;-)
En cualquier caso… ¿por qué todas las supersticiones son negativas? Que si bebes sin mirar a los ojos, que no brindes con agua, que no derrames la sal, que no rompas un espejo, que pidas un deseo, pero que si no soplas todas las velas de golpe no se cumple… ¡cuánta presión! ¿por qué no hay supersticiones positivas? Para empezar, ¿cómo se le llama a una superstición positiva? No hay palabra para eso, ¿verdad?
Creo que tendríamos que darle la vuelta a la tortilla (sin derramar la sal, claro) y empezar a inventar supersticiones positivas, olvidando por completo las negativas. Si hay mucha gente pensando (sin fundamento ninguno, pero con mucha ilusión), que le va a suceder algo bueno, puede que incluso suceda…

jueves, 16 de mayo de 2013

De hueso



Corazón de hueso
Dices que en mis hombros no puedo sostenerte
y me destierras a mapas de marea y espuma.
Ves en mis mejillas lienzos y arcilla.
Juegas. como un náufrago, a flotar sin rumbo por mi aliento
y mi respiración te guía.
Mírame,
el invierno se esconde en mis axilas de eco.
Mírame, tengo nieve deshecha en las palmas
y un corazón de hueso,
blanco,
como una nota.

Grácil

Cada vez que veo una ardilla correr delante de mí, me viene a la mente una palabra: grácil. Y justo hoy he pensado que grácil es una mezcla perfecta entre gracia y ágil. Porque se puede ser ágil, pero sin gracia. Y la ardilla tiene las dos cosas. Contenta con mi descubrimiento, he ido a corroborarlo con la RAE. Para ésta real academia, grácil es algo "sutil, delgado o menudo". Vuelvo a discrepar con la RAE: aunque ayuda, no todo lo sutil, delgado o menudo, es grácil. Una hormiga es delgada y menuda, y no es grácil. Esa definición no recoge en absoluto lo que representa algo grácil, y mucho menos a mi ardilla. 
Por otra parte, me he fijado, y no soy la única que mira a las ardillas (es decir, no se trata de una admiración pasajera como recién llegada a Montréal. También los 'autóctonos' se quedan encandilados viéndolas correr y trepar a los árboles como si nada). Esos movimientos ágiles y graciosos, unido a mi miopía, hace que me parezcan animales preciosos. No lo son tanto. Recuerdo que el año pasado vi una de cerca, cuando del árbol saltó a mi balcón y se asomó por mi casa. Qué mal lo pasé. De cerca era una rata. Y es que hay una gran discriminación estética con los animales. 
Es curioso: parece que la humanidad por fin está de acuerdo en algo: una rata es fea, una gatito es bonito, un caballo es majestuoso, una hiena, es una desgraciada (véase aquí un ejemplo de un animal, que por muy ágil que sea, no tiene gracia: una hiena no es grácil). Es como si los criterios de belleza en el reino animal fueran en cierto modo universales. Una cucaracha puede incluso ser comida, pero nunca será admirada por su belleza. 
Y si lo piensas, ¿qué diferencia a una ardilla de una rata? ¿la cola?
En fin, en cualquier caso, me alegro mucho de que no sean las ratas, sino las ardillas, las que andan correteando por las calles.

viernes, 10 de mayo de 2013

Projuicio


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De: Lola Borges Blázquez [lolaborges1984@gmail.com] 
Enviado el: lunes, 12 de noviembre de 2012 23:00
Para: Diccionario RAE; Gerencia RAE
Asunto: projuicio 

A la atención de la Real Academia Española:

Me permito escribirles para proponer una nueva palabra, "projuicio", para reflejar una realidad que carecía de nombre: un prejuicio favorable.
Prejuicio tiene por definición "opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal". Projuicio sería exactamente lo contrario "opinión previa y tenaz, favorable, acerca de algo que se conoce mal". Igual que tenemos prejuicios, también tenemos muchos projuicios: hacia lo que leemos en un determinado periódico por ser de un determinado signo político, en una determinada emisora de radio o de televisión, hacia la gente que viste de una determinada manera, que desempeña una determinada profesión, etc. También podemos tener un projuicio, hacia los amigos de nuestros mejores amigos, es decir, una predisposición a que nos caigan bien.
La palabra prejuicio, que no debería ser más que un juicio previo, ha adquirido sin duda una connotación negativa. Considero que expresiones como "prejuicios positivos" o "prejuicios favorables" no tienen la misma fuerza expresiva que "projuicio", palabra que propongo que se incorpore al diccionario de la RAE.

Esperando su opinión y valoración de esta propuesta, mis más cordiales saludos,

Lola Borges Blázquez


From: Unidad interactiva del DRAE
Subject: projuicio
Date: 14 de noviembre de 2012 10:14:58 GMT+01:00
To: "'lolaborges1984@gmail.com'"
 
Estimada señora:

Nos dirigimos a usted desde esta nueva Unidad Interactiva del DRAE para comunicarle que la Real Academia Española sólo recoge en suDiccionario voces suficientemente documentadas en sus corpus, preferiblemente procedentes de textos literarios de autores de reconocido prestigio. Los textos deben abarcar, además, un periodo de tiempo de al menos seis años, pues de otro modo, podrían reflejar un uso efímero.
Hemos comprobado que no existe para la palabra projuicio que usted propone, ningún apoyo documental en los corpus de la Academia, por lo que no podemos iniciar los trámites para una posible inclusión.

Sin otro particular y agradeciéndole el interés prestado a nuestro Diccionario, reciba un cordial saludo

Silvia María Fernández Alonso.
Responsable de la unidad interactiva del Diccionario de la Real Academia Española



 

Una aplicación para los reproductores de música

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Si entendiera de informática o si simplemente supiera crear aplicaciones porque sí, inventaría sin duda una para los reproductores de música. Sí, un detector de incoherencias. Un iPod no puede contener a Enrique Iglesias y a Tom Waits. No puede. Explota. Eso es, mi aplicación haría que el reproductor explotara. Bueno, no vamos a ser tan radicales. Lo dejo en que se declare en huelga por una semana y luego vuelva a funcionar.
En cuestión de música, todos tenemos nuestras incoherencias, cosas que escuchamos a escondidas. Estuve un tiempo enganchada a Spotify sólo para ver lo que escuchaban mis amigos. Me los imaginaba en sus respectivos lugares de trabajo escuchando lo que fuese. Dime lo que escuchas y te diré como eres. Vale, tal vez haya vuelto a exagerar: dime lo que escuchas y te diré cómo estás (teniendo en cuenta que la diferencia entre ser y estar es algo característico de la lengua castellana y no de otros idiomas, estamos en las mismas). Pero en efecto, se puede hacer mucha psicología viendo qué está escuchando la gente. Alguno me llegó a preocupar. Algo malo le tiene que estar pasando para escuchar a Alex Ubago.
Y es que no puedo evitarlo. Tengo prejuicios y projuicios musicales. No te conozco, pero en el móvil te suena Britney Spears: prejuicio. No te conozco, pero llevas una camiseta de Radiohead: projuicio! Ya, ya sé que no puedo ser “etnocentrista musical” y creer que puedo juzgar lo que es “buena música” o “mala música”. Nada más lejos. Pero reconozco que soy extremista en este aspecto (bueno, si sólo fuera en éste!): hay música que me apasiona y música que me horroriza. Pero es simplemente algo personal y subjetivo. Sé que todo es relativo y que depende del contexto y de las circunstancias. Y por eso mismo, me aplico este refrán: “Nunca digas de está música no escucharé”. Pero en todo caso, cuando eso suceda, agradecería que una aplicación en el  reproductor me lo detectara… ;-)

jueves, 9 de mayo de 2013

Souplesse

Mi profesora de yoga favorita (que en un futuro será Marta), nos hablaba ayer de la souplesse (flexibilidad). Cuando los músculos están rígidos, y no quieren flexibilizarse es porque han somatizado a lo largo de nuestra vida alguna de nuestras numerosas tensiones. El yoga intenta liberar esa tensión anclada en nuestros músculos y devolvernos nuestra fluidez original. Y Marjorie enlazó sabiamente con la teoría del non-attachment, que si no me equivoco, es uno de los pilares básicos del budismo: dejar las cosas pasar sin aferrarse a ellas. ¡Qué fácil es aferrarse a lo bueno! Tras un duro invierno, el verano parece haber llegado a Montréal. Ayer hizo un día muy bueno. Et on s'y attache à cela! En efecto, nos aferramos tanto, que si al día siguiente llueve, estaremos decepcionados, porque nos habíamos encariñado con esa temperatura que tanto nos gusta, y sentiremos su pérdida. Si aceptamos los días buenos como algo externo que necesariamente terminará, y lo mismo con los días malos, nunca experimentaremos ese sentimiento de pérdida. Las cosas vienen y se van. Las personas también. Sólo nuestro núcleo interno permanece. Y nuestro cuerpo, que el yoga nos enseña a hacer más dócil, sin importar su tamaño, su gordura o sus deformidades. El yoga, tal y como yo lo estoy descubriendo desde hace sólo tres semanas, es una filosofía de aceptarse a uno mismo por fuera y por dentro, sin por ello dejar de intentar ser mejores cada día, por fuera y por dentro. 
Volviendo a nuestro músculo, éste se aferra a su tensión previa. Y el yoga quiere llevar el principio del non-attachment a un nivel físico y permitir a nuestros músculos olvidar esas tensiones pasadas y vivir un presente dulce y relajado. Como estamos plenamente conectados, esta souplesse física repercute en nuestra souplesse mental. 

Yoga significa unión.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Sobre los nombres propios

No paro de bailar. Por lo tanto todas mis reflexiones giran en torno al baile. Y ésta va sobre los nombres propios. En la "danse sociale" se cambia continuamente de "partenaire", por lo que en una noche bailas con practicamente toda la sala (al menos en mi caso) y en muchas ocasiones tu única micro-conversación es un ¿cómo te llamas?
Hay un mundo en esto de los nombres propios, sobre todo en Canadá, donde la composición de la sala de baile agrupa a personas de todos los orígenes nacionales y étnicos.
El otro día baile con Sherekhan (obviamente no se escribirá así). Le pregunté si era originario de la India y me respondió que sí. En mi cabeza apareció Shere Khan, el tigre de el Libro de la Selva, y ya estuve toda la canción pensando que estaba bailando con un tigre y me entró la risa tonta. 
También conocí a "Ska". Dos días más tarde, el facebook me demostró que era "Scott". Porque lo de la pronunciación y los acentos, es otra historia...
También conocía a Cofi... as the coffee? yes, as the Coffee (pobre, se lo habrán dicho tantas veces!) 
Pero también a Ragoût... ¿como el Ragoût de ternera? No, Ragu. 
Lo peor es cuando el nombre te ha sonado tan complicado que ni siquiera eres capaz de reproducir el sonido para cerciorarte de que lo has entendido. Yo ante la duda, no llamo. Otras veces ni siquiera haces el esfuerzo por entender el nombre que vas a olvidar seguro, y simplemente haces un "a-ha" mientras asientes con la cabeza y empiezas a bailar.
Claro, a ellos les pasa lo mismo: 
- Comment tu t'appelles?
- Lola
- Enchanté Lela
- Lela no, Lola. 
Bueno, lela a veces también, jeje. Claro, le tuve que explicar que lela en espagnol quería decir bête (no en el sentido de bestia, sino de atontada).  "Je m'excuse, je m'excuse", jeje.
Luego están las variaciones de nombres que ya conoces: lo digo pensando en Jonathon, Frederico, etc.

En fin, es que en el amor y en los nombres... ¿todo vale?
;-)
  


martes, 23 de abril de 2013

¿Qué hiciste, abusadora?


Mi amiga y compañera de piso es una peruana maravillosamente alocada y alocadamente maravillosa. Llegó a casa hace un par de semanas diciendo: 

- Estaba en el Balattou (un club tropical aquí en Montréal) y un músico de Haití me ha pedido que baile para su show con una amiga, el próximo domingo 21 de abril.
- ¿Ah, sí?, ¡¡Qué bien!! ¡¡Te iré a ver!!
- ¡No, Lola! ¡La otra amiga eres tú!

Ctrl + F: vergüenza. 0 resultados.

 Para qué seguir hablando, si un par de videos valen más que mil palabras... 

Et bon, le chanteur, c'est lui: Tactic Polo








sábado, 13 de abril de 2013

Nieve

NIEVE

¿Quién necesita un café pudiéndose despertar con multitud de copos de nieve azotándote la cara? Sí, 12 de abril, y una última tempête de neige, como un último estertor del invierno. 

Recuerdo la primera vez que viví en Montréal, de Septiembre a Mayo, es decir todo el invierno. Recuerdo que también nevó en abril. Lloré. Sin embargo he de confesar, que hoy me ha hecho ilusión. ¡Llevaba tanto tiempo sin ver la nieve! Y hay que reconocer que es bonita. Cuando nieva, al menos, el frío no es gratuito. Te proporciona algo de belleza a cambio. El problema del invierno en Canadá no es otro que su duración. Es una virtud saber irse, el invierno debería saberlo. 

Aquí tienen un refrán que dice "En avril, ne te découvre pas d'un fil". Nosotros tenemos otro que dice "hasta el 40 de mayo, no te quites el sayo". La pequeña diferencia es que lo de no quitarse ni un hilo, para ellos significa que no te quites ni un hilo de lana, ni de la bufanda, ni de los guantes... y nuestro sayo significa, que te lleves una rebequita por si a la noche refresca. En fin, algo malo tenía que tener Canadá. Lo del frío debe ser una estrategia de marketing para contrarrestar la oferta y la demanda. Si no fuera por los -20, 30 o 40 grados del invierno, todo el mundo querría vivir aquí, y eso es imposible. Australia sí que parece tenerlo todo. Pero esto me llevaría a hablar de inmigración, y yo sólo quería hablar de la nieve. 

Aquí, durante el invierno, se habla constantemente del tiempo: es una necesidad. Comentar el frío que hace, el frío que nos espera, u otras anécdotas relacionadas con carreteras cortadas y tempestades de nieve ocupa gran parte de las conversaciones hibernales. Yo pensaba entonces que estaba desperdiciando mucha energía mental (además de la física, por las calorías que consume el frío) en reflexionar sobre el clima. Alguien me dijo que hablar sobre el tiempo, no es un tópico, ni una conversación para solucionar la incomodidad de un ascensor, sino una de las pocas cosas que unen a las personas. En efecto, el tiempo, nos afecta a todos, sin discriminación por razón de género, etnia, religión o clase social... Y recuerdo con emoción cómo en pleno invierno gente que no se conocía de nada se ayudaba con una pala a retirar la nieve que sepultaba su coche, o que no le permitía entrar en casa... Sí, se crea un bonito sentimiento de solidaridad frente a la adversidad meteorológica. Siempre une tener un enemigo común.
Otra de las cosas buenas del frío, es el placer que experimentas cuando vuelves al calor. Hay que perder la sensibilidad de los pies para sentir una felicidad extrema al recuperarla.  

Bueno, mi optimismo en este post, se debe a que la semana que viene, ya se anuncia la primavera!! y en Montréal más que en ningún sitio, la sangre altera!!








viernes, 12 de abril de 2013

SOS Spanien


Podemos optar por reír, al ver gags como éste del programa Polònia de la TV3 (uno de los pocos programas de televisión que, en mi opinión, merece la pena ver). Pero la situación es más bien para llorar. 
Un amigo doctorando aquí en Montréal que organiza sesiones de cine documental, me invitó a un evento titulado: "The Spanish Crisis. How we did get there". Y pasaban un documental de la BBC titulado The Great Spanish Crash, que hablaba de lo que los que vivimos en España ya sabemos, pero lo que desde fuera no se entiende: cómo y por qué España ha pasado a ser Expaña. Yo bromeo diciendo que vengo de un ex-país, o de un país en vías de subdesarrollo. Pero no bromeo cuando digo que lo único que se salva ahora mismo de Expaña es el clima (que no es mérito de nadie) y la gente, que pese a todo sigue luchando y sonriendo. 
Desde Canadá, nos perciben como un país lindo, de belllos paisajes, con playas increíbles con gente simpática y alegre... Incluso los que lo han visitado recientemente me preguntan: ¿dónde está la crisis? Si las calles llenas, los bares están llenos, las terrazas están llenas... Sí, la gente sigue saliendo a tomar una cerveza, y eso da ambiente. Lo que no se sabe es que las conversaciones mientras se disfruta de esa cerveza han cambiado bastante en los últimos años, y ahora giran en torno a un despido (¡¡¡quién en España no conoce a alguien al que hayan despedido!!!), ante la desesperación de no encontrar un trabajo, ante el hecho de trabajar para una empresa que lleva x meses sin pagarte el salario, ante un desahucio... por no hablar de los recortes (sanidad y educación a la cabeza), de las restricciones de derechos (como la tarjeta sanitaria para los inmigrantes), de la violencia policial, de la corrupción...

En fin, recomiendo ver el documental, muy triste, pero muy cierto:


http://www.dailymotion.com/video/xwqhgp_this-world-bbc-2012-the-great-spanish-crash-vos_news#.UWbv6RlD-7Q

Y repito mi poema: ¡Auxilio, exilio!  

Por acabar con algo más positivo, sólo espero, en un futuro cercano, poder hablar en pasado de esta crisis, puesto que: 

"C'est un plaisir d'évoquer les ennuis passés (...) Et cela dû à l'espace qui nous sépare d'eux car, si nos pouvons en parler, c'est que nous leur avons survécu". 
Gilles Tordjman.
"Es un placer evocar las preocupaciones pasadas (...) Y ello debido al espacio que nos separa de ellas, puesto que, si podemos contarlas, significa que hemos sobrevivido".
 

martes, 2 de abril de 2013

El Sr. Melancolía y la Sra. Nostalgia


El Señor Melancolía y la Señora Nostalgia


El Sr. Melancolía
pasea por playas desiertas,
muere en cementerios ignotos,
renace en villas con olor a infancia
y busca belleza en aulas vacías.
Acuna nanas en sus labios,
músicas tristes
sobre la vida y la locura
Y sin embargo, vive de sueños
y sueña que vive
 en otro sitio.
Lejos, siempre lejos
Lejos, más allá.

La Sra. Nostalgia vive
en una despedida eterna
en un viaje sin principio
hacia una búsqueda sin fin.
Se desespera buscando raíces.
Siempre mira hacia atrás.

 A la Sra. Nostalgia no le duele el no regreso
sino que le pesa el miedo
al deseo
de no regresar.
Dicen también que el vértigo
es el miedo
al deseo
de caer.
La Sra. Nostalgia no tiene Ítaca
y piensa que el baile es su patria
y que su tierra es el mar.

Cuando la Sra. Nostalgia volvió la cabeza
y vio al Sr. Melancolía,
sus miradas perdidas tropezaron
y en esa feliz colisión, dialogaron desde el destierro.
Se presentaron como la Sra. Fiesta y como el Sr. Bohemio.
No era mentira.
Fueron pues, a los bares,
y entre copas, hablaron de libros.

Cuando el narrador melancólico desató su potencial,
la poeta nostálgica tuvo que bailar un blues hasta el alba.
Recitaron de la mano, saetas a una ciudad sonámbula.
Entraron con miedo, en una cama dormida.
Se amaron como si se derramaran.

La Sra. Nostalgia es melancólica
El Sr. Melancolía es nostálgico
Ambos se contienen, sin encontrarse.





jueves, 28 de marzo de 2013

Despedida


Tres canciones valen más que mil palabras


All is full of love, Björk

jueves, 21 de marzo de 2013

EXPAÑA



       EXPAÑA 
      (O ¡auxilio! ¡exilio! )



Mi país se hundirá en cataratas de dinero extranjero.
Tiene un presente negro
como el carbón de las minas.
Tiene tabúes heredados del pasado
¿Tiene un futuro?
¡Auxilio! ¡Al rescate!
Mi país es un 50% de población activa inactiva
de parados desesperados e inquietos,
una meseta de curriculum vitae,
de cartas sin  motivación,
de cartas de desesperación
para empleos desesperanzadores.
Energía desperdiciada.
Sol, ¡sal y levántanos!
Sol, eres mi único orgullo.
No permitas que apaguen las playas
con sombras de rascacielos.
Sol, ¡el cielo se plaga de CO2!
¡Auxilio! Hay provincias-invernadero
cultivadas por trabajadores que, sin existir, trabajan
más allá de las fronteras
de un color.
¿Ilegal?
Sólo al enfermar.
Tanto cotizas, tanto vales.
¿Vales?
¡Exilio!
Destrucción del medio,
destrucción de los medios,
destrucción en el país de la construcción.
Demolición de barrios que respiran
mirando al mar…
El mar… ¡Exilio!

Mi país cabe dentro de una televisión:
tortura programada.
Opio, opio, opio.
Masas beben y cantan:
bienvenidos al país de las verbenas.
Plazas llenas.
Masacres por tradición.
¡Olé!
Mi país teme educar a la ciudadanía.
¡Auxilio!
Mi país no tiene políticos.
Plazas llenas de protestas.
¿Dónde está el rey?
Plazas llenas de protestas.
¡Auxilio! ¡Policías!

Yo soy expañol, expañol, expañol
¡Auxilio!
¡Exilio!


Publicado en la revista Estudios

lunes, 11 de marzo de 2013

Si la pasión es la patria


"En el país de las pasiones, 
mi única patria es el baile". 



A Marta, por el video, y por todo.

domingo, 10 de marzo de 2013

Jamón, jamón

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Una pata de cerdo, una pierna de persona...
Hace poco, al ver un jamón, le di la vuelta, y no sé por qué pensé en Orwell y en Rebelión en la granja. En el libro, los cerdos acaban adoptando comportamientos humanos y jugando al póquer. Tal vez luego también les apeteciese comer fiambre, que en este caso podría ser un muslo de persona cortado a finas lonchas. 
Y sí, esa es la idea, pero dibujar no es lo mío... ;-)



viernes, 1 de marzo de 2013

Maladie, mal-à-dire



Maladie, mal-à-dire

Las palabras hablan. Son el objeto y vehículo de nuestras conversaciones, pero a veces se convierten en sujeto de las mismas cuando, de pronto, nos hablan, y nos dicen cosas sobre su origen y su razón de ser.
Maladie, en francés, significa enfermedad, y curiosamente vendría a significar mal-à-dire, un “mal por decir” (en esto no caí en la cuenta yo sola, me lo dijo Amélie Nothomb en alguno de sus libros). Este “descubrimiento” supuso para mí la confirmación de algo en lo siempre he creído: la psicosomatización de las enfermedades. En efecto, las enfermedades son males que no se dicen: cuando a la mente le duele algo, te lo dice en forma de enfermedad. A veces es inconsciente, y no nos damos cuenta hasta que el cuerpo no se manifiesta, pidiendo a gritos una solución para ese conflicto emocional. Por lo tanto, hay que ser sincero y hablar, no guardarse nada que nos duela. Que no se nos quede nada por decir. 
Cuanto más sinceros y transparentes... más sanos.

Ahora, la misma idea, pero en verso:

 

EL MÉDICO QUE TENÍA UN LOCUTORIO DE SALUD


El médico que sólo curaba con palabras
ha llegado a la ciudad para montar su clínica.
Ha elegido un eslogan curativo para el rótulo:
LOCUTORIO DE SALUD.

 
El licenciado en Medicina que piensa
que las enfermedades vienen ocasionadas
por todo lo que no decimos
cree firmemente que hablando, se cura la gente.
No tiene pacientes.
Tiene paciencia.

Sus allegados y seres queridos se desviven
buscando la forma de decirle que está loco.
Uno a uno, empiezan a enfermar.

Con el fin de sanarlos,
el médico se esfuerza por que le cuenten
aquello que tanto les preocupa.

No hablan por miedo a herir sus sentimientos.

Cuánto más les tira de la lengua,
menos dicen,
más enferman.