martes, 3 de diciembre de 2013

Mujer, siempre conquistada





Mujer, siempre conquistada

Era bonita,
pero no le quedaban sueños en las ubres
y tuvo que ordeñarse las venas en busca de piedras
con las que construir murallas
para protegerse de los buscadores de oro;
déspotas que revuelven el cielo y la tierra.

Era bonita por dentro
y quería, con palabras, deshacer la hiedra
y reconciliar tu fe y la mía,
fusionar mezquitas con catedrales,
recitar oraciones ateas
con las que comulgarían
tu vientre y mis turbantes,
tus dagas y mis cruces,
tus rosarios y mis penas.

Era bonita y sin embargo,
no pudo evitar con sus doradas trenzas
que se derrumbaran las torres.
No pudo desescombrar los ideales ni las vidas aplastadas.
No pudo detener con su lengua pulcra
los malos entendidos.
No pudo resistir la tentación
de morder la manzana
sin envenenar también a Adán.
Blancanieves del paraíso,
¡danza con tus siete velos!
Recita cuentos prohibidos de libros censurados
con posturas de amantes que saludan al Sol.
¡Duerme, bella embalsamada!
Sacrifícate en rituales de sangre
y tiñe de rojo los ríos que transportan mesías.
Báñate con leche de burra
y tiñe de blanco los desiertos que ocultan profetas.
Sacrifícate en tu hogar y con tus hijos.
Harakiri con cuchillos de cocina,
harakiri con plumas de oficina.
Esclava, siempre esclava,
con cadenas de amor impuesto,
con consignas de buena mujer.
Rebélate y tiembla desde las entrañas.
Genera mareas de árboles,
huracanes de estrellas,
terremotos de hojas muertas.
Capaz de dar de comer con tus senos
a manadas despiertas de soles hambrientos.
Capaz de provocar con tus muslos tsunamis de fuego.
Madre Tierra,
cuidas hijos con cabeza de elefante
y has vencido la destrucción con tu sosiego.
Pero pronto rebrotarán las semillas y el cosmos,
volverán a nacer las flores y las malas hierbas;
de ti mamarán lobos y hombres hasta dejarte seca.
Rebélate
Madre, Tierra, Mujer,
siempre conquistada.



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